Te proponemos varios ejercicios sencillos que podrían ayudarte a tener un 2023 más alegre y menos desconectado de los otros.
El reto de la felicidad en siete días
Te proponemos varios ejercicios sencillos que podrían ayudarte a tener un 2023 más alegre y menos desconectado de los otros.
El desafío de siete días para la felicidad de Well te ayudará a concentrarte en un elemento crucial para vivir una buena vida: tus relaciones. Comienza por evaluar el alcance y la fuerza de tus lazos sociales con nuestro cuestionario [en inglés], y luego sumérgete en esta semana de consejos.
En 1938, unos investigadores de Harvard quisieron aprender qué es lo que hace que una persona prospere.
Reclutaron a 724 participantes, una combinación de estudiantes de Harvard College y adolescentes de bajos ingresos en Boston. Todos estaban dispuestos a dejar que los investigadores hicieran un seguimiento de sus vidas, desde los problemas de la infancia hasta los primeros amores y los últimos días.
Cada cinco años, los investigadores recopilaron los registros de salud de los participantes. Hicieron preguntas detalladas sobre sus vidas en intervalos de dos años y, en años posteriores, tomaron muestras de ADN y realizaron escáneres cerebrales. Veinticinco de los participantes incluso donaron sus cerebros para que fueran estudiados después de su muerte.
Ahora, 85 años después, el Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard se ha expandido a tres generaciones y más de 1300 descendientes de los sujetos originales. Según los investigadores, es el estudio sobre la felicidad humana más profundo y de mayor duración en el mundo.
De todos los datos, ha surgido un hallazgo muy claro: las relaciones sólidas contribuyen a que tengamos una vida feliz. Más que riqueza, coeficiente intelectual o clase social, la solidez de nuestros lazos es lo que determina si nos sentimos realizados.
Cómo puedes construir lazos sociales para ser más alegre
En un nuevo libro, The Good Life: Lessons From the World’s Longest Scientific Study of Happiness, Bob Waldinger, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y uno de los directores del estudio, y Marc Schulz, director asociado de la investigación y profesor de psicología en Bryn Mawr College, han analizado las ideas del estudio.
Si este año quieres hacer algo para asegurar tu propia salud y felicidad, afirman los autores, dedícale tiempo a nutrir y desarrollar relaciones. Para ayudarte a comenzar, Waldinger y yo hemos creado este desafío: siete ejercicios simples que comienzan con el cuestionario de hoy.
Waldinger y Schulz han acuñado el término “aptitud social” para designar el proceso de evaluar y tratar la salud de nuestras relaciones. Es tan crucial como la buena forma física, dijo Waldinger, quien agregó que las relaciones descuidadas pueden atrofiarse, como los músculos. “Nuestra vida social es un sistema vivo y necesita ejercicio”, dijo. “Es una elección que haces para invertir, semana a semana, año tras año, y tiene enormes beneficios”.
Por qué es importante la ‘aptitud social’
El estudio de Harvard está lejos de ser el único que ha encontrado un vínculo entre nuestras relaciones y la felicidad. Una amplia investigación muestra que las personas que están más conectadas socialmente viven más y están mejor protegidas contra el estrés, la depresión y la disminución de la memoria y el lenguaje.
La soledad, en cambio, afecta nuestra salud física. “Creo que la soledad es una de las principales preocupaciones de salud pública de nuestro tiempo”, me dijo el cirujano general Vivek Murthy en un correo electrónico. Si bien la pandemia exacerbó la soledad, agregó, “también ayudó a que muchas personas hicieran un balance de sus vidas y reflexionaran más profundamente sobre la importancia de sus relaciones. Eso significa dar pasos en nuestro día a día para invertir en ellos”.
No solo son tus lazos con amigos y familiares los que son cruciales para la felicidad. También son las relaciones con parejas románticas y grupos comunitarios. Se trata de las conversaciones amables que tienes con el cartero o con el vecino que te encuentras cuando paseas al perro.
Haz el cuestionario
Hoy identificarás las áreas de tu vida en las que te gustaría estar más conectado. “Tal vez tengas muchas personas con las que puedes divertirte, pero no tienes a nadie en quien confiar sobre las cosas realmente personales y privadas”, dijo Waldinger. “O tal vez tienes muchas personas en las que confiar, pero no tienes a nadie con quien divertirte”.
Algunas cosas que debes tomar en cuenta:
No hay un número correcto de amigos. No te obsesiones con los números, dijo Waldinger. Se trata de la calidad de tus relaciones, no de la cantidad, así que trata de discernir qué es lo que más te satisface (nuestro cuestionario te ayudará a tener cierta perspectiva).
No necesitas ser extrovertido para mejorar tu aptitud social. Aunque las amistades adultas requieren esfuerzo, la felicidad no está fuera de tu alcance si eres tímido o introvertido, dijo Waldinger. Puedes relacionarte con otros en entornos más tranquilos en torno a las cosas que te importan. Prueba hacer actividades pequeñas y controladas, como un grupo de tejido, una clase de programación de computadoras, caminatas o trabajar en un huerto comunitario.
Nunca es demasiado tarde. A menudo, las personas asumen que es demasiado tarde para forjar relaciones, dijo Waldinger, pero ese nunca es el caso. En The Good Life cuenta muchas historias sobre personas que hicieron conexiones más adelante en la vida, como un hombre solitario de 68 años que se unió a un gimnasio después de jubilarse. Tres meses después tenía más amigos de los que había tenido en toda su vida.
De los archivos de la amistad: Amy y Al
Cada día del desafío, compartiremos historias de amistades significativas recopiladas de lectores de todo Estados Unidos.
En 2018, Amy Pechukas conoció a su amigo Al cuando alquiló un departamento en Northampton, Massachusetts. Al vivía en el departamento de arriba. No conectaron de inmediato. Amy, ahora de 42 años, tenía cuatro trabajos y pensó que Al, de 76 años, era un cascarrabias con límites cuestionables. Ayudaba a cuidar su casa de dos familias y con frecuencia entraba a su apartamento para ver cómo estaban sus dos gatos y dos perros.
Pero la peculiar forma de bondad que Al mostraba le fue gustando. “A menudo aparece para conversar espontáneamente, en momentos en que necesito que me lleve, y terminamos hablando durante horas”, dijo. “Salimos a caminar por la noche y discutimos sobre la ruta”.
La covid los acercó aún más. Durante el encierro, se reunían en la entrada para hablar sobre el virus o la política. Amy preparó una comida de Acción de Gracias, que comieron afuera en su porche con mantas eléctricas en sus regazos. Desde entonces han celebrado esa fiesta juntos.
Al todavía puede ser autoritario. Tiene ideas firmes sobre cómo se deben hacer las cosas en el hogar, y acerca de la forma “correcta” de rastrillar las hojas. Cada verano, le preocupa que el gato anciano de Amy, que se vuelve perezoso con el calor, esté al borde de la muerte.
Pero Amy siente una profunda gratitud por su amistad inesperada y por el cuidado constante y desinteresado que Al le ha mostrado a ella y a sus mascotas. “Cuando mi perra se enfermó gravemente hace un año y necesitaba que la cuidara las 24 horas, de vez en cuando volvía a casa y encontraba a Al en mi cocina lavando mis platos”, recordó. “‘No puedes hacerlo todo, Amy’, me decía. ‘Estás haciendo un gran trabajo’”.
Aunque Al no lo dice abiertamente, Amy sabe que a él le preocupa que ella se mude. Hace poco se entrevistó para un puesto fuera del estado y Al le dijo varias veces que sonaba terrible, recordándole que había otros trabajos más cerca.
“Nos divertimos mucho”, dijo. “Nos gusta citar diálogos de películas sin cesar, podemos hacerlo durante dos horas seguidas. El invierno pasado fuimos a patinar sobre hielo en el cementerio porque estaba inundado. Al es simplemente una buena persona”. —Catherine Pearson
El primer paso en el El reto de la felicidad en siete días es evaluar tus relaciones. Estas preguntas han sido diseñadas con Robert Waldinger, profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard, para ayudarte a hacer un balance de la variedad y la fuerza de tus múltiples vínculos sociales.
1. ¿Te satisface el número de amigos cercanos que tienes?
☐ A. Sí
☐ B. No
2. ¿Sientes comodidad entablando conversaciones informales?
☐ A. Sí
☐ B. No
3. ¿Con cuántos miembros de tu familia mantienes una relación estrecha?
☐ A. Ninguno
☐ B. De uno a tres
☐ C. Cuatro o más
4. ¿A cuántas personas podrías llamar a mitad de la noche si necesitaras ayuda?
☐ A. A ninguna
☐ B. Una
☐ C. Dos o tres
☐ D. Cuatro o más
5. ¿Cuándo fue la última vez que le agradeciste a alguien importante en tu vida?
☐ A. No me acuerdo
☐ B. Hace más de un mes
☐ C. En el último mes
☐ D. En la última semana
6. ¿Participas en alguna actividad de grupo, presencial o virtual?
☐ A. No
☐ B. Sí, un par de veces al año
☐ C. Sí, mensualmente
☐ D. Sí, semanalmente
7. Piensa en tu amistad más cercana (alguien que no vive contigo). ¿Cuántas horas estuvieron en contacto el mes pasado?
☐ A. Ninguna
☐ B. Una hora o menos
☐ C. De dos a cuatro horas
☐ D. Cinco horas o más
8. ¿Tienes pareja? Si es así, ¿qué parte de tu actividad social incluye a esa persona?
☐ A. No tengo pareja
☐ B. Casi toda mi actividad social
☐ C. Una cantidad moderada
☐ D. Muy poca o ninguna
9. Imagina a tu familiar más cercano. Si no pudieran volver a hablarse nunca más, ¿sabría esa persona lo que sientes por ella?
☐ A. No
☐ B. Sí
10. ¿Con qué frecuencia hablas con conocidos en tu barrio, en tu trayecto al trabajo o en tu lugar de trabajo o escuela?
☐ A. Nunca
☐ B. Rara vez
☐ C. A veces
☐ D. A menudo
☐ E. A diario
11. ¿Sientes satisfacción con las conexiones que tienes con la gente en el trabajo?
☐ A. No
☐ B. Sí
12. ¿Cuándo fue la última vez que armaste un plan social con alguien?
☐ A. No me acuerdo
☐ B. En el último mes
☐ C. En la última semana
13. ¿Cuándo fue la última vez que dijiste ‘sí’ cuando alguien sugirió una salida social contigo?
☐ A. No me acuerdo
☐ B. En el último mes
☐ C. En la última semana
Puntos por respuesta
A. cero; B. uno; C. dos; D. tres; E. cuatro.
Qué significan las puntuaciones
0-12: Eres autosuficiente, quizá más de lo que es bueno para tu salud y felicidad
Tienes algunos vínculos sociales significativos, pero tu puntuación da a entender que quizá no tengas mucha gente a la que acudir en busca de apoyo emocional y un sentimiento de pertenencia. Puede que simplemente seas más introvertido o que hayas perdido el contacto con algunas de las personas que te importan. Puede que te intimide la idea de hacer más amigos. Este reto te ayudará a empezar.
13-21: Tienes el esbozo de una red social sana
Hay varias personas en tu vida que te hacen sentirte en conexión: un buen equilibrio entre amigos y familiares, vínculos estrechos y personas de tu comunidad cuyos rostros conoces, aunque no sus nombres. Tienes gente que te ayudará y echará una mano si lo necesitas, y tú harás lo mismo por ellos.
22 o más: Estás en gran forma social
Te encanta estar rodeado de gente y sientes comodidad en la mayoría de los entornos sociales. Has encontrado comunidad en diferentes ámbitos de tu vida, ya sea en el trabajo, con viejos o nuevos amigos o en tu barrio. Tus fuertes lazos te ayudan a afrontar los altibajos de la vida.
Hace poco tuve una llamada de ocho minutos con mi buena amiga Tina, a quien conozco desde hace más de tres décadas. Parecía que nunca podía contactarla (tiene un trabajo muy exigente) hasta que le envié un mensaje de texto hace unos días proponiéndole una llamada telefónica de ocho minutos.
Suena raro, me respondió.
Vamos, le dije. Puedes hacerlo. ¡El presidente de Estados Unidos probablemente podría darme ocho minutos! Prometo no extenderme mucho. Escoge una hora.
A la hora acordada, la llamé por teléfono. En poco tiempo, hablamos sobre la salud de nuestras madres, hicimos planes de cumpleaños, chismeamos sobre un amigo que renunció abruptamente a su trabajo y se mudó a un pequeño pueblo mexicano, intercambiamos recomendaciones de libros y exploramos la posibilidad de la vida después de la muerte (veredicto: no estamos seguras). De manera intensa, conversamos sobre todos los temas antes de que Tina anunciara que nuestros ocho minutos habían terminado y, además, había llegado a la tintorería.
Colgué, sonriendo y tarareando una pequeña melodía. La había extrañado y no me había dado cuenta hasta que escuché su voz. También me sorprendió la cantidad de temas que cubrimos sin que la llamada se sintiera apresurada. Nuestra conexión fue breve, pero real.
Día 2 del Reto de la felicidad: prueba hacer una llamada telefónica de ocho minutos
Hoy tu objetivo será pensar en una persona que amas: alguien a quien extrañas, alguien con quien deseas conectarte más a menudo.
Envíale a esa persona un mensaje de texto rápido (o un WhatsApp) preguntándole si puede hablar por teléfono durante solo ocho minutos, lo ideal es que sea hoy, pero si no, prográmalo para esta semana. Incluso puedes copiar y pegar este párrafo:
¡Hola! Leí esto en The New York Times y me hizo pensar en ti. ¿Quieres que tengamos una llamada telefónica de ocho minutos esta semana?
Después de que hayan transcurrido los ocho minutos, decidan juntos cuándo será su próximo contacto, y luego respeten su compromiso de tiempo y despídanse de inmediato. (A menos que tu amigo tenga algún tipo de crisis, en cuyo caso es bueno estar en contacto de todos modos). Cuelga y disfruta de ese pequeño brillo de bienestar.
Bob Waldinger, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y autor del libro de reciente publicación The Good Life: Lessons From the World’s Longest Scientific Study of Happiness, dijo que la mayoría de las personas ocupadas “tienden a pensar que en un futuro nebuloso tendremos un ‘excedente de tiempo’ para hablar con los viejos amigos”. Es posible que eso nunca suceda, así que usa el teléfono y el tiempo ahora mismo, afirma Waldinger.
El valor de escuchar la voz de alguien
Escuchar el sonido de la voz de un ser querido, dijo Claudia Glaser-Mussen, psicoterapeuta en la ciudad de Nueva York, “te regula emocionalmente”.
En ocho minutos, agregó, “puedo llamar a mi amiga Mary Beth de la escuela secundaria y decirle: ‘Te quiero mucho, esto es lo que está pasando’ o ‘Escucha, quiero contarte algo muy rápido’. Es un corto período de tiempo, pero puedes decir mucho, y hay tanta confianza como para que todas las hormonas del vínculo comiencen a moverse”.
Una salida rápida
Una conclusión rápida, acordada de antemano, resuelve un problema de conversación común que fue revelado en un estudio de 2021. Los investigadores analizaron 932 conversaciones entre parejas de personas y descubrieron que casi nunca terminaban cuando ambas querían. Algunas preferían continuar, mientras que otras sintieron que la interacción se alargó demasiado.
Cuando una persona termina la conversación demasiado pronto, escribieron los investigadores, o conversa sin prestar atención a las señales estándar de conclusión (como el uso de la palabra “en fin”), el resultado es lo que se conoce como un “problema de coordinación”. Una conversación con un límite claro de ocho minutos evita que suceda eso.
Un estudio de 240 adultos realizado en 2021 reveló que cuando los participantes recibieron breves llamadas telefónicas varias veces a la semana, sus niveles de depresión, soledad y ansiedad se “redujeron rápidamente” en comparación con las personas que no recibieron una llamada. Como escribe Waldinger en su libro, “algunos ajustes en nuestras relaciones más preciadas pueden tener efectos reales en cómo nos sentimos y en cómo nos sentimos con respecto a nuestras vidas: se trata de una mina de oro de vitalidad a la que no le estamos prestando atención”.
Prueba hacer una llamada telefónica de ocho minutos y cuéntanos cómo te va. Participa en los comentarios en este enlace. Cuéntanos ¿a quién llamaste y de qué hablaron?
De los archivos de la amistad: Rick y David
En cada jornada del Reto de la felicidad en siete días, de la sección Well, compartiremos historias de amistades significativas, recopiladas de los testimonios enviados por lectores de todo EE. UU.
Rick Knapp, de 73 años, conoció a su mejor amigo, David, durante su último año de secundaria en Maryland, y una tragedia compartida los unió. Cuando hablaban sobre sus respectivas familias, se enteraron de que sus madres se habían suicidado unos años antes.
“Qué asombrosa —trágica, pero asombrosa— coincidencia, especialmente en ese momento cuando había un gran estigma en torno al suicidio y los problemas de salud mental”, dijo Rick. “Nadie hablaba de eso. Nuestros padres ni siquiera usaban la palabra ‘suicidio’”.
Durante cinco décadas, ambos hombres se han permitido mostrarse vulnerables sobre esas pérdidas, y han actuado como terapeutas mutuos cuando no tenían acceso a un especialista. Según Rick, David tiende a ser más expresivo y emocional y eso lo ha ayudado a abrirse.
Estos amigos rara vez han vivido en el mismo estado, pero se han comprometido a mantenerse en contacto. Cuando Rick servía en la Fuerza Aérea y estaba apostado en Europa, los amigos se mandaban cintas de audio de un lado a otro, porque no podían pagar las llamadas internacionales. Han intercambiado cartas y ensayos, y finalmente colaboraron en un libro sobre su amistad. Ambos aman la fotografía y hacen viajes anuales con otros dos amigos para tomar fotografías, relajarse y conectarse.
“Perder a mi madre fue una experiencia profundamente personal”, dijo Rick. “Mi primera inclinación fue retraerme. Sentí como si estuviera en una niebla durante varios años”. Conocer a David cambió eso.
“Es como cuando levantas la válvula en la parte superior de una olla a presión”, dijo. “De repente, el aire puede salir”.
Esta es la tercera jornada del Desafío de siete días para la felicidad, de la sección Well. Si quieres leer cómo puedes participar en este reto, desde el principio, visita este enlace.
Durante mi caminata diaria por el vecindario suelo toparme con una mujer y su perro salchicha, que me ladraba frenéticamente. Eso me molestaba mucho. Un día, por capricho, decidí ir más allá de saludarnos en silencio. Le pregunté cómo podía hacerme amiga de su perro.
“Ay, Petey se molesta cuando ve a gente con sombrero”, dijo la mujer. “Es demasiado agotador decírselo a todo el mundo”. Como durante el invierno más personas usan algún tipo de prenda para proteger la cabeza, me dijo, es una temporada difícil para Petey.
Eso fue suficiente para enamorarme de ese perro salchicha. Ahora, cuando veo a Petey desde lejos, rápidamente me quito el gorro. Se ha convertido en un juego para mí. Honestamente puedo decir que si nunca hubiera charlado con esta mujer, mi caminata diaria sería mucho menos divertida.
El ejercicio de hoy es hablar con alguien que no conoces bien. O con un completo extraño. O con ambos.
Día 3 del Reto de la felicidad: habla con alguien que no conoces
Tan a menudo como sea posible, “busca y propicia oportunidades para tener momentos amistosos”, aconsejó Bob Waldinger, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y autor del nuevo libro The Good Life.
Pregúntale a la persona que cobra en el supermercado cómo va su día. Haz un comentario sobre el lindo bebé de un desconocido (pocas personas pueden resistirse a hablar sobre sus bebés).
Es posible que tu amplia red de conocidos casuales, e incluso completos extraños, conocidos colectivamente como “lazos débiles”, no te parezca importante, pero lo es. Los intercambios breves pero cálidos tienen un efecto directo sobre la felicidad, dijo Waldinger. Este tipo de pequeñas interacciones pueden afectar tu estado de ánimo y energía a lo largo del día, y las investigaciones iniciadas en la década de 1970 han demostrado que contribuyen a una mayor sensación de bienestar.
Vale la pena, aunque se sienta raro
Sí, iniciar una pequeña charla puede ser incómodo. Pero la gente tiende a caernos mejor de lo que suponemos. Esto es lo que los investigadores denominaron, en un estudio de 2018, una “brecha de simpatía”. “Nuestras investigaciones sugieren que después de que las personas tienen conversaciones”, afirman los expertos, “caen mejor de lo que creen”.
Así que asume que le caes bien a la gente y atrévete. Es posible que te rechacen, “aunque descubrimos que eso es bastante poco común”, dijo Gillian Sandstrom, profesora titular de psicología en la Universidad de Sussex, quien dirigió una investigación muy importante sobre los efectos positivos de las interacciones casuales frecuentes con extraños. y conocidos. “A las personas que dicen que fueron rechazadas les pregunto ¿cómo sabes que te han rechazado? Es posible que alguien no esté interesado si está mirando su reloj, pero también podría ser que tiene una cita en 10 minutos y por eso está pendiente del reloj”.
Según Sandstrom, si hoy tratas de hablar con un extraño y te ignora o te rechaza “recuerda que no te conoce, por lo que no te están rechazando por quien eres”. Ella sostiene que la mayoría de las personas disfrutan estos momentos de conexión, así que vuelve a intentarlo y habla con alguien más.
Incluso podrías aprender algo
A menudo, los lazos débiles tienen conocimientos diferentes a los de nuestro círculo social inmediato, dijo Stav Atir, profesora asistente de administración en la Escuela de Negocios de Wisconsin en la Universidad de Wisconsin-Madison. En 2022, Atir dirigió un estudio que sugiere que las personas subestiman el potencial de aprendizaje de estas interacciones. “De acuerdo con nuestros datos, a menudo vemos cómo personas que no se conocen comparten recomendaciones, como un nuevo restaurante para visitar, una nueva banda para escuchar e incluso un posible lugar de trabajo”, dijo.
Piensa en los momentos de los últimos diez años en los que estuviste en un avión o en un tren y conversaste con personas que no conocías. ¿Dijeron algo que se te quedó grabado? Incluso la conexión más fugaz puede tener un impacto, dijo Alisha Ali, profesora asociada de psicología aplicada en la Universidad de Nueva York. “No debe ser algo muy profundo para que te impacte. Nunca se sabe lo que revelará un encuentro cualquiera”.
“Soy muy introvertida, pero descubrí que hablar con extraños es muy divertido”, dijo Sandstrom. “Una vez hablé con alguien en el transporte público y aprendí que las personas pueden montar avestruces. Todo el mundo tiene una historia”.
De los archivos de la amistad: Milton y Mike
En cada jornada del Desafío de siete días para la felicidad compartiremos historias de amistades significativas que han sido recopiladas a partir de los testimonios de lectores de todo Estados Unidos.
Todos los sábados por la mañana durante décadas, Milton Ehrlich y su mejor amigo, Mike, recorrieron las ventas de garaje cerca de sus casas en Nueva Jersey, en busca de libros, discos y botellas antiguas. Pero cuando Mike cumplió 70 años, comenzó a perder la memoria. Una vez, se alejó de una venta de garaje y se perdió. La policía tuvo que encontrarlo.
Decidido a no perder su cita semanal, Milton, que ahora tiene 91 años, comenzó a llamar a su amigo todos los sábados y le ponía su música favorita de la década de 1940, incluidos Duke Ellington y Sarah Vaughan. “Aunque, en ese momento, a Mike le costaba recordar lo que pasó ayer, la música siempre lo transportaba”, dijo Milton. “Podía cantar con las letras y recordar melodías que tenían 75 años”.
Las llamadas los animaron a ambos. Cuando la esposa de Milton falleció en 2021, después de 67 años de “matrimonio feliz”, el ritual semanal con Mike “se convirtió en una de las últimas conexiones personales cercanas en mi vida”, dijo. Sus hermanos murieron hace mucho tiempo, al igual que la mayoría de sus amigos. Milton y Mike intercambiaban solo unas pocas palabras entre canciones. En su mayor parte, simplemente se escuchaban.
“Era una forma de mantener la unión con mi viejo amigo”, dijo Milton. “Nos sentábamos allí, nuestras casas estaban a medio kilómetro de distancia en un pequeño pueblo suburbano, y desde nuestras mecedoras nos conectábamos a través de la música de la adolescencia”.
Mike murió en octubre y, con él se fue una enorme colección de historias sobre los mejores lugares para comer en Little Italy, sobre el clarinetista Mezz Mezzrow y el cornetista Bix Beiderbecke y acerca de las cosas que se pueden comprar por cinco centavos en Coney Island, dijo Milton. Tenía 90 años.
Esta es la cuarta entrega del Reto de la felicidad en siete días de la sección Well. Para empezar este reto puedes visitar el siguiente enlace.
Para el ejercicio de hoy, nos permitiremos ser vulnerables y le diremos a una persona importante en nuestras vidas lo que sentimos por ella. “Piensa en todo lo que han hecho por ti durante tu vida”, dijo Bob Waldinger, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y autor del nuevo libro The Good Life. “¿Dónde estarías, o quién serías sin esas personas?”.
Día 4 del Reto de la felicidad: agradécele a alguien especial
Piensa en lo que le agradecerías a esa persona si pensaras que nunca la volverías a ver. Tómate unos minutos y escribe lo que le dirías, con tantos ejemplos específicos como sea posible. No lo pienses demasiado: puede ser algo rápido y directo desde el corazón. Piensa en eso como un elogio en vida, un panegírico para alguien que sigue vivo.
Luego envíalo por correo electrónico, mensaje de texto, en una carta escrita a mano o como sea. El medio no importa, pero envíalo.
Las personas más felices se toman el tiempo para apreciar explícitamente a las personas que aman, dijo Waldinger. Las investigaciones han demostrado que escribirle una nota de agradecimiento a alguien tiene un impacto positivo inmediato en los sentimientos de bienestar y conexión, tanto para ti como para el destinatario.
“Algo que impide que muchas personas se comuniquen es que podrían preguntarse: ‘¿Es extraño que me ponga en contacto después de todo este tiempo? ¿Qué van a pensar?’”, dijo Peggy Liu, profesora asociada de la Escuela de Graduados en Negocios Katz de la Universidad de Pittsburgh, quien dirigió un estudio de 2022 en el que los participantes enviaron una breve nota a alguien de su círculo social con quien no habían tenido contacto por un tiempo. “Pero los destinatarios no están pensando en eso. Más bien piensan: ‘Alguien se ha tomado el tiempo para contactarme. Pensaron en mí’”.
Extra: si tienes pareja, prueba hacer una lista de gratitud
Guy Winch, un autor y psicólogo de la ciudad de Nueva York que es coanfitrión del pódcast Dear Therapists, recomendó hacer un ejercicio similar para fortalecer los lazos de pareja. Sin mostrarlas a tu pareja, anota 10 cosas específicas que haya hecho, con el mayor detalle posible, y que aprecies mucho. A su vez, tu compañero hará lo mismo.
Cuando termines, busca un momento especial para estar juntos y lee la lista en voz alta. Mira a tu pareja después de leer cada elemento de la lista y di cómo te hace sentir cada gesto. Luego pídele que te lea su lista.
Centrarte en los gestos en vez de, por ejemplo, catalogar sus buenas cualidades, “resalta las formas reales y concretas en las que tu pareja se esmera”, dijo Winch. “Y muchos de estos pequeños momentos se pierden y olvidan cuando estamos en el piloto automático emocional de la vida diaria, por lo que seleccionar una lista de esos gestos es una forma de destacarlos”.
Mi esposo Tom y yo hicimos esto una vez. Cuando me preparaba para leer mi lista en voz alta, me invadió una timidez repentina e inusual. Al enumerar sus gestos considerados (llevarme a todas partes porque soy temerosa detrás del volante, arreglar alegremente todos mis problemas con la computadora), me detuve abruptamente en el número 7.
“Pintar la casa nueva de mis padres el verano pasado, fin de semana tras fin de semana en el calor”. Le había dado las gracias superficialmente por su ayuda, pero la magnitud de su gesto me abrumó. Todos los fines de semana estaba allí arriba, tambaleándose en la desvencijada escalera de mis padres. Con una humedad terrible y cerca de un nido de avispas. Las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro. Ayudar a mis padres ancianos fue un acto directo de bondad para mí.
Winch dijo que durante su carrera ha visto que los beneficios de este ejercicio pueden durar meses o incluso años.
Siempre que puedas, enumera esos gestos y señálalos, dijo Waldinger. Esa es una manera fácil y continua de reforzar la conexión con tu pareja. “Yo lo llamo ‘atrapar’ a tu pareja siendo amable”, dijo. “Acostúmbrate a hacerlo cada vez que puedas”.
De los archivos de la amistad: Emma y Elizabeth
En cada entrega del Desafío de siete días para la felicidad compartiremos historias de amistades significativas que han sido recopiladas a partir de los testimonios de lectores de todo Estados Unidos.
Emma, de 32 años, se encuentra en una etapa de su vida en la que muchos de sus amigos se están emparejando y formando familias. Pero su amiga más íntima, la mujer con la que vive y pasa la mayor parte de su tiempo, es Elizabeth, de 31 años.
“Muchos amigos bromean diciendo que somos como una pareja casada”, dijo Emma, una señal de que muchas personas no saben cómo hablar sobre las relaciones platónicas profundas. “Pero Elizabeth es mejor que una pareja romántica: es mi mejor amiga, una compañera estable y como una hermana para mí”.
Ambas se conocieron en su dormitorio durante el primer año de universidad en Tennessee. Emma no recuerda el momento exacto, pero sí recuerda la sensación de conexión y, que de repente, supo que Elizabeth estaría en su vida durante mucho tiempo.
En 2019, unos años después de graduarse, se mudaron a Brooklyn. Casi no conocían a nadie en la ciudad, y Emma aún no tenía trabajo. (Elizabeth sí estaba trabajando). Sin embargo, sintió una sensación de seguridad al mudarse con su amiga.
“En realidad vivimos nuestras vidas en pareja”, dijo Emma. Cocinan juntas todas las noches, hacen algo que un amigo de ellas describe como un baile silencioso en la cocina, y anticipan el próximo movimiento de la otra. Los tacos, con tortillas caseras, son sus platillos favoritos.
Al principio de la pandemia, cuando Nueva York era el epicentro, Emma, gestora de casos de una organización que brinda viviendas de apoyo, continuó yendo a Manhattan para trabajar. Era consciente de que eso significaba que Elizabeth estaba asumiendo un riesgo adicional. “Fue una experiencia muy intensa”, recordó Emma.
En casa, su mundo se redujo a estar juntas. Veían las noticias y mantenían un diario compartido de cómo era su vida. (“Se trataba principalmente de comida”, dijo Emma). Se hicieron tan cercanas que Emma bromeó diciendo que podían comunicarse telepáticamente.
Sin embargo, ella es consciente de que es poco probable que eso sea una “situación para siempre”. En algún momento, los amigos pueden mudarse y formar familias. “Tenemos un departamento con alquiler estabilizado y bromeamos diciendo que nunca lo dejaremos y envejeceremos en él, pero eso no es lo que sucederá”.
“Siento que estoy en un momento muy precioso de mi vida”, dijo Emma. “Y voy a vivirlo con mi mejor amiga”. —Catherine Pearson
Esta es la quinta entrega del Reto de la felicidad en siete días de la sección Well. Para empezar este reto puedes visitar el siguiente enlace.
Conocí a una de mis amigas más cercanas en una revista donde trabajé hace años. En ese momento, ella era una desconocida que se sentó frente a mí en la reunión más aburrida del mundo. Sentí que me miraba y luego puso los ojos en blanco, lo que me hizo sonreír. Así nació una amistad de 30 años.
A menudo, las relaciones en el lugar de trabajo se pasan por alto, dijo Bob Waldinger, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard y autor del nuevo libro The Good Life, pero son vitales.
Un informe de Gallup en 2022 mostró que las personas que tienen un mejor amigo en el trabajo están más comprometidas que las que no lo tienen. También eran más propensos a innovar y compartir ideas, hacer más trabajo en menos tiempo y reportaban que se divierten más.
Las amistades con los colegas también son “aspectos de nuestra vida laboral sobre los que tenemos cierto control”, dijo Waldinger. “Tienen el potencial de mejorar nuestra experiencia diaria de inmediato, sin importar qué es lo que hacemos para ganarnos la vida”.
Día 5 del Reto de la felicidad: acércate a un colega
Este es tu ejercicio de hoy: comunícate con alguien en el trabajo a quien te gustaría conocer mejor (o si eres estudiante, hazlo en la escuela). Si estás jubilado o eres un padre que no trabaja fuera del hogar, también puedes participar: considera como tu “lugar de trabajo” cualquier sitio al que puedas ir regularmente, ya sea una clase, una organización en la que seas voluntario o incluso una cafetería de tu vecindario.
Aquí hay cuatro formas de forjar nuevas conexiones en el lugar de trabajo:
Cuando es alguien que no conoces: Una de las mejores maneras de fomentar una amistad en el sitio de trabajo es hacerle seguimiento a algo que esa persona mencionó en una reunión o en un entorno grupal, dijo Shasta Nelson, experta en amistad y autora de The Business of Friendship. “Toma nota de lo que mencionaron”, dijo, “para que una semana después, puedas decir: ‘¿Cómo te fue en la carrera de 5 km que dijiste que ibas a hacer?’, o ‘Espero que tu hija ya no se sienta mal’”. Cuando haces un seguimiento, según Nelson, la gente “se muestra sorprendida y complacida”.
Cuando se trata de un colega al que te gustaría conocer mejor: Invítalo a hacer algo informal que solo tome unos minutos, como: “Necesito despejarme, ¿quieres dar un paseo rápido por la cuadra conmigo?”.
O puedes decirle un cumplido específico y considerado, sugirió Gena Cox, psicóloga organizacional y entrenadora ejecutiva radicada en Clearwater, Florida. “Recientemente, alguien me envió una nota y me dijo por qué me admiraba”, comentó. “Me quedé impactada. Y siempre me sentiré más cerca de ese colega porque tuvo ese pequeño gesto conmigo”.
Si alguien te ofrece algún tipo de ayuda en el trabajo, ya sea para solucionar un problema con la computadora o mostrarte dónde están las mejores máquinas de tentempiés, resiste la tentación de “rechazar automáticamente porque no quieres incomodar a esa persona”, dijo Nelson. “En cambio, responde que sí. Y luego sé generoso y pregunta si hay algo que puedas hacer para que su trabajo sea más fácil o más divertido”.
Si trabajas de forma remota: Entra temprano en una llamada y conversa antes de que todos se pongan manos a la obra. Felicita a algún compañero de trabajo por su trabajo, dijo Waldinger, o pregúntale sobre algún objeto interesante que tenga en su fondo, o sobre la mascota que dormita detrás de él.
También puede enviarles un mensaje y pedirles tener una conversación rápida y amigable, dijo Nelson. “Puedes decir: ‘Me encantaría escuchar tu historia sobre cómo llegaste a trabajar aquí, ¿podríamos hablar unos 10 minutos?’”.
Si eres un gerente: Antes de que comience una reunión, intenta hacer algunas actividades para romper el hielo, como preguntar: “¿Cuál fue tu primer trabajo?” o “¿Cuál fue el peor consejo que has recibido?”. Este tipo de ejercicios “crea condiciones en las que las amistades florecen de manera natural”, dijo Ron Friedman, psicólogo social y autor de The Best Place To Work.
“Muchos empleadores dejan las conexiones cercanas al azar. Eso es un error. Cuando observamos los datos sobre por qué las personas se quedan en un trabajo año tras año, a menudo el mejor predictor no es el tamaño de su cheque de pago o qué tan bien se llevan con su gerente, sino cuán conectados se sienten con las personas en su equipo”.
De los archivos de la amistad: Gilly y Sally
Cada día del desafío, compartiremos historias de amistades significativas recopiladas de lectores de todo Estados Unidos.
Gilly, de 79 años, conoció a su mejor amiga, Sally, hace 25 años. Sucedió después de la muerte de la madre adoptiva de Sally, quien contactó a Gilly, que está en el negocio de los artículos de colección, para ver si quería comprar algunas cosas que tenía. “Tiene un sentido del humor fabuloso”, dijo Gilly, recordando cómo Sally la seguía llamando para que volviera y mirara más cosas, y así ambas desarrollaron rápidamente una buena relación.
Sally siempre parecía ser mucho más detallista, dijo Gilly, y agregó que tenía la sensación de que su amiga la estaba cuidando. “Ella me decía: ‘Gilly, olvidaste tu abrigo. Gilly, tu cartera está allí’”, dijo. Ahora, su dinámica ha cambiado. Sally, de 90 años, ha estado en un hogar de ancianos durante ocho años, sobrevivió a dos accidentes cerebrovasculares y sobrevivió a toda su familia.
Gilly se propuso visitar a su mejor amiga al menos una vez a la semana, incluso durante el apogeo de la pandemia de COVID-19, cuando el coronavirus arrasó su hogar de ancianos.
“Tenía que visitarla afuera del edificio y hablábamos a través de la ventana”, recordó Gilly. “Le llevé carteles que decían: ‘Hola Sally. Te quiero’, ‘Adiós Sally. Te veré mañana’”. Se mandaban besos en el aire a través de las ventanas, porque no podían abrazarse o tomarse de las manos.
Sally tiene afasia, un trastorno del lenguaje que dificulta la comunicación. Cuando se emociona, como sucede cuando Gilly la visita, las palabras se le escapan. A Gilly le cuesta un poco entender lo que dice Sally, pero encuentra la manera. “La entiendo”, dijo.
En estos días, los dos pasan mucho tiempo sentadas juntas y escuchando ópera. Sally fue profesora de música y es una gran aficionada que siente predilección por ciertos tenores. “A veces, cantamos”, dijo Gilly. Y el sentido del humor de Sally permanece intacto. “Por ejemplo, si entro y digo: ‘¿Cómo te sientes?’, toma su dedo, se lo pasa por el cuello y deja caer la cabeza”, dijo Gilly, entre risas.
Sally, agregó, le ha enseñado cómo ser una buena amiga y cómo ser una mejor persona. “Estamos unidas de por vida”.
Esta es la sexta entrega del Reto de la felicidad en siete días de la sección Well. Para empezar este reto puedes visitar el siguiente enlace.
En psicología, el acto de intentar predecir cómo nos hará sentir un acontecimiento futuro se conoce como previsión afectiva, y la mayoría de los seres humanos somos pésimos en eso. “Las personas somos terribles para saber lo que nos conviene”, afirma Bob Waldinger, profesor de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard, “y parece que somos especialmente malos para predecir los beneficios de las relaciones”.
Puede resultar tentador quedarse en casa en vez de socializar, dice Waldinger, autor del nuevo libro The Good Life. “Pensaremos: ‘Sé que voy a ser feliz si me quedo en casa viendo Netflix, pero no si voy a esa fiesta’”.
Pero interactuar con otras personas, dijo, a menudo “mejora nuestro estado de ánimo y nos hace más felices de lo que esperamos. Tomar la decisión de salir y estar con gente implica un riesgo, normalmente pequeño, pero ofrece la posibilidad de encuentros que son vivificantes, interesantes o simplemente divertidos”.
Día 6 del Reto de la felicidad: agenda una salida para socializar
Tu ejercicio de hoy es hacer un plan social —un paseo con el viejo amigo al que parece que nunca ves, un almuerzo con el antiguo compañero de trabajo que siempre te hacía reír— y ponerlo en el calendario. Si alguna vez le has dicho a alguien que te cae bien y que deberían tomar un café “algún día”, hoy es el momento de hacerlo oficial. No lo canceles ni lo pospongas.
“Es posible que muchos no estemos en forma a la hora de socializar”, afirma Philip Gable, profesor asociado de ciencias psicológicas y del cerebro en la Universidad de Delaware. Motívate para salir fijándote metas pequeñas en lugar de grandes, sugirió. En vez de comprometerte a estar tres horas en una fiesta, ponte media hora, o promete que charlarás con tres personas. Y, por supuesto, no tiene por qué ser una fiesta. Lo que buscamos hoy es una interacción humana cara a cara de cualquier tipo, especialmente una que pueda servir para tener más citas sociales en el futuro.
Hay un grupo para cada persona
Una buena forma de crear vínculos es unirse a un grupo que se reúna con regularidad, por ejemplo, un equipo de ping-pong en el gimnasio local. Los investigadores llaman propincuidad a esa proximidad regular con otros seres humanos y han demostrado que cuanta más propincuidad tengamos, más probabilidades existen de que formemos amistades.
Para producir más propincuidad, sé creativo. Apúntate a un huerto comunitario del barrio. Colabora como voluntario en un grupo de rescate de perros. Únete a un club local de caminata.
Un estudio de 2016 descubrió que las personas que tenían lo que los investigadores definen como “identificaciones grupales múltiples” —como comunidades eclesiásticas, grupos de aficiones, grupos de apoyo o equipos deportivos— tenían mayores niveles de felicidad. Y cuantos más grupos tenían, mejor. “En general”, escriben los investigadores, “nuestros hallazgos sugieren que pensar más en la propia vida de grupo (y tal vez poner en marcha un plan para mejorarla) podría tener beneficios significativos en nuestra sensación general de bienestar”.
Los introvertidos también necesitan socializar
Un estudio realizado en 2020 durante la pandemia descubrió que el aislamiento social resultante no era, como se creía, “el paraíso de los introvertidos”. Según los autores del estudio, incluso para las personas que se consideraban introvertidas “la afiliación humana cercana sirve como un amortiguador que protege contra la desconexión social y el bajo estado de ánimo”.
Jenn Granneman, quien se describe como introvertida, es la fundadora de la comunidad en línea Introvert, Dear y es la autora del libro Sensitive: The Hidden Power of the Highly Sensitive Person in a Loud, Fast, Too-Much World, ha afirmado que los introvertidos no son antisociales, sino selectivamente sociales. Los introvertidos pueden cultivar un sentimiento de pertenencia “buscando pasiones más que amigos”, afirma Susan Cain, autora de Quiet: The Power of Introverts In A World That Can’t Stop Talking, un repudio del ideal extrovertido. Persigue algo que te interese, dice, y “los amigos con gustos parecidos vendrán”.
Los introvertidos pueden tomar la determinación de iniciar planes diciéndose a sí mismos que están “dando el regalo de tomar la iniciativa”, añadió Granneman. “Envía el mensaje, haz la pregunta o planea una cita. Es posible que te sorprenda lo mucho que la otra persona aprecia que te hayas puesto en contacto”.
Para cumplir con su recomendación, Granneman suele comprar dos entradas, con unos meses de antelación, para cualquier espectáculo o evento que le llame la atención. Cuando llega el evento, dice, “tener la entrada extra me presiona, en el buen sentido, para que me ponga en contacto con mi red, porque quiero que alguien me acompañe y no quiero desperdiciar la entrada”. La mayoría de la gente se alegra de que le ofrezcan una entrada, dice, y casi siempre acepta.
He aquí un ejercicio extra para hoy: si recibes una invitación esta semana, di que sí cuando normalmente dirías que no.
De los archivos de la amistad: Uzma, Liz, David y Scott
En cada entrega del Reto de la felicidad en siete días compartiremos historias de amistades significativas que han sido recopiladas a partir de los testimonios de lectores de todo el país. Nos encantaría escucharte: envía tu propia historia de amistad.
Los tres mejores amigos de Uzma —Liz, David y Scott— han sido el centro de su vida durante dos décadas, ofreciéndose mutuamente “amor incondicional”. Su padre murió cuando ella estaba en la universidad, y está distanciada de su madre. “Esta amistad ha sido la familia que he elegido”, afirma. “Lo que le importa a uno de nosotros nos importa a todos”.
Uzma, de 37 años, conoció a Liz primero, en una secundaria de Carolina del Norte. A pesar de sus diferentes orígenes —Liz es hija de ministros cristianos; Uzma es musulmana, estadounidense de primera generación cuyos padres llegaron de India y Birmania—, ambas se hicieron inseparables. Se turnaban para quedarse a dormir en sus casas todos los fines de semana y se juntaban en las vacaciones y días festivos familiares. “Liz aprendió hindi de tanto estar con mi familia”, dice Uzma.
Ambas conocieron a Scott y David en su primer año de universidad. A lo largo de los años, han estrechado lazos gracias a los juegos de mesa y las noches de trivia. “Nos encantan los rompecabezas”, dice ella.
Vivieron juntos a veces durante la universidad y después. “Siempre hemos querido estar juntos”, dice Uzma. “Todos hemos aportado cosas diferentes, como que Scott es judío y yo musulmana. Liz y yo somos heterosexuales. Scott y David son gays”.
En los 20 años que han pasado desde la universidad, se han dispersado por todo el país —y, a veces, por el mundo—, así que los cuatro han recurrido a las tradiciones para mantenerse conectados. Alquilan una casa grande “en algún lugar a medio camino” casi cada Año Nuevo y también para celebrar el 4 de julio. Una vez fue en la playa de Delaware; otra vez se reunieron en Poconos. (“Cuando uno de nosotros tiene una pareja seria, sabemos que lo es de verdad cuando le invitan a los fines de semana de reunión”, dice Uzma). También tienen un grupo de texto para correr y usaban Google Chat y Skype para pasar el rato en línea mucho antes de la pandemia.
“Somos amigos para las buenas noticias. Somos amigos para las malas noticias”, dice Uzma. “Aparte de los padres y las parejas de cada uno, somos las primeras llamadas de teléfono de cada uno”.
Hemos llegado al séptimo y último día del Reto de la felicidad . Felicidades por tus esfuerzos para cuidar tu salud emocional, psicológica y física construyendo y fortaleciendo tus conexiones. Has evaluado tu universo social, has hecho una llamada de ocho minutos (o dos), charlaste con alguien que no conocías, expresaste tu agradecimiento, te has puesto en contacto con gente del trabajo y has apuntado planes en el calendario. (Si te has perdido algún día, no hay problema. Puedes encontrar las entregas anteriores aquí, y luego hacerlas a tu ritmo).
Al emprender este reto junto a ti, me comprometí a dar prioridad a mis relaciones y a considerarlas un componente vital de mi salud general. Al igual que priorizo el ejercicio o el sueño, he comprendido que mis relaciones requieren dedicación.
Ahora que tenemos las herramientas para mejorar nuestra “aptitud social”, empieza el trabajo de mantenerla. Llamé a Bob Waldinger, profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard y coautor de The Good Life, que creó este reto conmigo y otros expertos, para que me diera tres consejos rápidos para el año que empieza.
1. Fijar objetivos concretos para las relaciones este año
Waldinger aconsejó comprometerse para lograr que el fortalecimiento de tus vínculos sea una práctica continua. “Sé realista”, dijo. “¿Podrías hacer algo pequeño varias veces a la semana para fomentar las relaciones, como enviar un mensaje de texto o un correo electrónico a alguien para saludar? ¿Tu objetivo podría ser reunirte con un amigo una vez a la semana?”. Empieza poco a poco y ve subiendo de nivel a medida que el tiempo te lo permita.
Shasta Nelson, autora de Frientimacy: How to Deepen Friendships for Lifelong Health and Happiness, sugiere hacer una lista de las personas con las que quieres sentirte más unido dentro de un año. Tener este recordatorio físico te ayudará a buscar oportunidades para conectar con ellas a lo largo del año.
Nelson añadió que es útil emplear esa misma especificidad a la hora de hacer planes. Sustituye invitaciones vagas como “Deberíamos vernos uno de estos días” por “¿Qué tal el martes?”.
2. Comprometerse con la constancia
“Es difícil”, dice Nelson, “pero reconoce que no te acercarás a la gente a menos que interactúes con ellos de forma constante. Si no participas en algo en lo que ves a las mismas personas con regularidad, como un club de lectura o la iglesia, tienes que establecer esa regularidad y hacer que suceda. Eso implica programar, contactar e iniciar”. Las relaciones con las personas que anotaste en ese pedazo de papel no avanzarán, añadió, “si no encuentras formas de tener más experiencias y conversaciones compartidas”.
Me obsesiona un dato que mencionó Waldinger: una y otra vez, a lo largo de la vida de los participantes en el Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard, vio cómo las amistades se deterioraban por culpa de la negligencia.
Según Waldinger, dedicar tiempo y energía a las relaciones es fundamental para el bienestar. “La frecuencia y la calidad del contacto con otras personas son dos importantes predictores de la felicidad”, afirmó.
Waldinger telefonea todos los viernes al coautor de The Good Life, Marc Schulz, amigo desde hace 30 años. “Hablamos mucho de nuestras investigaciones, pero también de nuestras familias, nuestros viajes y todo tipo de cosas, y yo lo atesoro y lo espero con impaciencia”, afirma.
He decidido centrarme en mis relaciones cada sábado y hacer planes concretos con otros para la semana que viene. El otro día me puse en contacto con una amistad a quien hacía años que no veía, y fijamos una cita telefónica de ocho minutos para el miércoles y planes para ir a cenar dos semanas después.
3. El ritual es clave
Una forma fácil de mantener el hábito es transformar incluso las actividades mundanas en rituales. Cassie Holmes, profesora de la Escuela Anderson de Administración de la UCLA y autora de Happier Hour: How to Beat Distraction, Expand Your Time, and Focus on What Matters Most, afirma que su investigación demostró que “entre algunas personas, las experiencias ordinarias con los seres queridos en la mesa de la cocina producen tanta felicidad como experiencias extraordinarias como esas vacaciones que se hacen una vez en la vida”.
Según Holmes, un estímulo para priorizar estos momentos ordinarios con los demás es convertirlos en rutina y rebautizarlos como rituales. Ponles un nombre, como la “cita del café de los jueves por la mañana” que ella tiene con su hija.
Si tienes familia cerca, Waldinger sugiere empezar nuevas tradiciones o consolidar las antiguas con ellos. Pueden probar juntos un restaurante nuevo y barato cada mes, ver películas en el jardín si el tiempo lo permite o celebrar una noche de trivia en familia.
En los últimos años, en mi familia ampliada ha surgido una tradición en la que todos nos reunimos en una casa para ayudar a hacer una tarea odiada, y a menudo pospuesta, a cambio de una comida. Recientemente, la tarea consistía en recoger piedras del jardín de mis padres, que siempre habían enfurecido a mi padre al dañar su cortacésped. Éramos una decena, así que la tarea se llevó a cabo rápidamente y con buen humor. Al final, nos recompensaron con pollo y bizcochos.
De los archivos de la amistad: tus comentarios sobre el reto
Hoy resaltamos algunas de nuestras respuestas favoritas al reto, de personas que han tendido la mano a alguien esta semana o que ya habían hecho este tipo de cosas antes.
“Me puse en contacto con la jefa de mi tropa Brownie [de los Scouts] después de 45 años. (Tardé un poco en encontrarla, incluso con Google.) Estaba encantada de que la hubiera contactado y me envió una linda carta”. — Amy M. Vansen, Dearborn, Míchigan.
“Me emocioné inesperadamente hasta las lágrimas cuando le leía el Reto de la Felicidad de hoy a mi esposo cuando tomábamos café esta mañana. Pensé: ‘Debo estar sola, esto me ha abierto el corazón’. Así que llamé a mi mejor amigo, Jeff, que vive en Nueva Jersey. Jeff y yo trabajamos juntos como actores profesionales de teatro musical durante años, y nuestra amistad ha prevalecido por encima de carreras y kilómetros y de mis distintos esposos. La llamada sucedió mientras él se dirigía a la tienda de ventanas a comprar unas para la remodelación que está haciendo -ahora es diseñador de interiores-, así que teníamos nuestro límite de tiempo establecido. Me di cuenta de que no me importa tanto lo que decimos, sino el sonido y la cadencia de su barítono familiar y precioso que me hace sonreír y me llena”. — Alexana Ryer, Eaton, Colorado.
“Tengo un muy buen amigo que siempre está ocupado y le cuesta encontrar tiempo libre para hablar. Pero cuando le envié un mensaje preguntándole cuándo tendría ocho minutos para hablar esta semana, me respondió inmediatamente. Mantuvimos una conversación muy agradable y, al cabo de nueve minutos, le pedí disculpas por haberme pasado de tiempo. Dijo que me denunciaría al Times”. — Ben Sofer, Jerusalén
“Tengo 68 años y mi matrimonio de 46 está llegando a su fin. Hasta hoy, en mis esfuerzos por hacer frente a esta pérdida y seguir siendo padre de nuestros siete hijos adultos, he adoptado el enfoque del ‘guerrero solitario’: ‘Yo puedo con esto. Sé lo que tengo que hacer’. El reto de la llamada de ocho minutos me abrió los ojos a la pérdida autoinfligida que estaba sufriendo por no haber contactado en estos últimos meses a Bill, mi amigo desde hace 30 años. Bill me conoce por dentro y por fuera, y me ha precedido en esta difícil transición en su propia vida. Después de leer el boletín esta mañana temprano, le envié un mensaje de texto y programamos una llamada telefónica para esta tarde, probablemente nuestra primera conversación directa desde la muerte de su madre hace dos años. La charla fue todo lo que podía esperar. Rompimos el límite de ocho minutos y desde entonces hemos intercambiado mensajes varias veces. Estoy convencido”. — Scott Reed, Virginia Beach, Virginia.
“Esta fue la respuesta de mi hermana a su elogio en vida: ‘Vaya, me he quedado sin palabras. Bueno, quizá no. Gracias por reconocer las cosas que he hecho; no ha sido nada difícil. Eres fácil de querer’”— Debbie Rivard, Peachtree City, Georgia.
“Esta misma semana volví a mi antiguo trabajo para estar con mis amigos. Lo dejé hace un año por un sueldo mayor, sabiendo que extrañaría a mis colegas, pero un año sin amigos del trabajo me dejó insatisfecha y sola. Estoy increíblemente agradecida por haber podido volver a casa”. — Hannah Esper, Lafayette, Colorado.
Fuente: New York Times
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