
Ella abrió los ojos todavía envuelta en los brazos de Morfeo. Su mente no registraba días, horas, ni minutos. La habitación estaba a oscuras y lo único que escuchaba era a Prisa sacudiéndola fuertemente. Se levantó aletargada y comenzó a prepararse para los rigores de su domesticada vida. Ternura la pellizcó suavemente mientras observaban a El Indicado que dormía plácidamente ajeno al ajetreo mañanero. Ella sonríe amorosa, le encanta verlo así dormido, guapo, fuerte, y vulnerable. La mañana otoñal se presenta muy fría para su gusto por lo que se cubre con una bata felpuda maltratada por el tiempo. Prisa de nuevo la empuja y sale corriendo agarrando un chal rojo estridente para complementar el extraño atuendo. Ella adora sus mañanas, salir a caminar con su peludo cuatro patas mientras medita en las vicisitudes de la vida y lo afortunada que es aún en medio de la adversidad.
El Indicado está despierto leyendo los últimos acontecimientos del mundo como es su costumbre y la invita a acurrarse en el lecho al verla tiritando de frio. Ella sin perder tiempo obedece la orden enroscando sus frías extremidades al calor de ese cuerpo que la hace suspirar. Pasión, Emoción, Amor, y Deseo le gritan que se mueva para hacerles un espacio. El Indicado ajeno al revuelo en su entorno sigue recitando noticias con voz flemática y ronca. Ella siente que su miocardio bombea más sangre que de costumbre, suspira y sonríe contenta. Interrupción y Vuelta a la realidad llaman su atención, El Indicado repasa las noticias de arriba hacia abajo medio aburrido cuando de pronto se detiene en una foto en particular y le comenta, “siempre me han parecido muy elegantes las mujeres vestidas así “. Ella que tiene una visión fragmentada no puede definir a que se refiere. Claridad le ajusta el panorama y ahí en vivo y a todo color aparece la imagen de una joven rubia, bella, espectacular vistiendo un vestido corto, abrigo largo y unas botas altísimas que le llegan hasta el inicio de sus muslos. Ella se percata de su apariencia y siente como su rostro se calienta, se torna rojo, sudado y una garganta seca que no tiene cabida para comentarios. Envidia siempre dispuesta a ayudar susurra la respuesta y Ella a borbotones le dice a El Indicado que hay una diferencia entre ser elegante y sexy y que ella ya no está para ponerse esos atuendos. El Indicado perplejo por el exabrupto espontáneo le riposta que sólo fue un comentario.

Ella se levanta bruscamente del lecho y se va a trabajar no sin antes pasar revisión frente al espejo una vez más; pelo desordenado, rostro cansado mostrando las señales de muchas lunas, cuerpo marcado por las experiencias vividas. Baja Auto Estima, Celos, Realidad, y Envidia se suman a la imagen mientras Ella llora amargamente sin encontrar un sentido lógico para tamaño espectáculo. Ella culpa a la presión competitiva de las redes sociales que obliga a todos a retardar el proceso natural de envejecer sin agradecer el privilegio que muchos no tienen, larga vida.
Mientras se distrae con las demandas del trabajo, Sentido Común, Lógica, y Razón le piden audiencia, Ella le hace señal de que procedan. Èstos comienzan un análisis exhaustivo de las causas y efectos de su pesar. Ella nunca ha sido celosa, insegura, o envidiosa, al contrario, admira la belleza en todos sus aspectos y nunca deja de sorprenderse de las variedades existentes. Su auto estima siempre ha sido saludable y se considera muy atractiva para los que gustan de su tipo y estilo. Ella recuerda los primeros días con El Indicado cuando sólo coincidían unos cuantos días a la semana y donde Ella siempre lo recibía como una diosa, punta en blanco, cabello sedoso, arreglado, maquillaje impecable, perfecto, música, ambiente, romance y pasión. La convivencia de algún modo apaga todo eso dejando tras de sí un sentido de complacencia y comodidad. Amor interviene explicando que no ha perdido nada de lo que tanto se queja, sino que la relación pasó a otro nivel y le recuerda todas las veces durante la convivencia donde ha tenido ambiente, música, romance, y pasión, al natural, sin ropas elegantes o sexy, con cabello despelucado a más no poder. Picardía grita desde una esquina “especialmente anoche ”y sonríe socarronamente. El Indicado que la conoce muy bien le pregunta si todo esta bien, la abraza y la besa amorosamente. Ella lo mira, despelucada, sin maquillaje, rostro cansado mostrando las señales de muchas lunas, y ocultando un poco su cuerpo marcado por la vida, todavía con la bata felpuda maltratada por el tiempo. Auto Estima le susurra al oído “nunca has estado más bella “. Ella le devuelve el beso y lo aprieta fuertemente mientras su corazón se derrite de amor. Todo va a estar bien. Marchando siempre marchando.
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